15 de julio de 2008

La 'Sixtina' castellana

La 'Sixtina' castellana


La ermita de San Baudelio alberga numerosos interrogantes mágico-religiosos, arquitectónicos, históricos, y artísticos


02.07.08 - ÁNGEL DEL POZO

A caballo entre las localidades sorianas de Caltojar y Casillas de Berlanga encontramos la ermita de San Baudelio de Berlanga. Estas tierras de ricos cromatismos fueron en su día testigos mudos de numerosas escaramuzas entre cristianos y musulmanes pero también de convivencia entre ambas culturas. Fruto de esa unión tenemos como resultado un monumento inigualable, único y sorprendente que fue declarado Monumento Nacional, según Real Orden de 24 de agosto de 1917.
La ermita parece a un tiempo iglesia y mezquita (o 'mezquitilla', como la llaman algunos estudiosos), está situada en un pequeño altozano, donde su simple y sencilla fábrica y estructura exterior no vislumbra el tesoro que se va a encontrar dentro. Un tesoro que alberga numerosos interrogantes históricos, mágico-religiosos, arquitectónicos y artísticos. Y donde numerosos visitantes obtienen experiencias espirituales sorprendentes ya que el edificio parece albergar una impronta mágica, como si estuviese construido para el crecimiento místico-iniciático.

No se conoce nada sobre los orígenes de la ermita. La primera referencia conocida data de 1136 y señala la existencia de un monasterio perteneciente a la diócesis de Sigüenza, cuyos cimientos se adivinan junto a la iglesia, construido por artesanos mozárabes hacia finales del siglo X. Sin embargo, su memoria histórica anterior anuncia que en la primitiva gruta que se halla en el interior del templo ya vivieron eremitas, y que más tarde sirvió de base para la organización de un cenobio o pequeño monasterio adscrito a la advocación de San Baudelio. El santo fue un mártir galorromano del siglo IV del que, al parecer, circularon reliquias por diversos lugares de la geografía hispano-visigoda, y a cuyo nombre se erigieron varios templos en Francia y España. Y entre ellos el templo que hoy nos ocupa.


Al traspasar el umbral de su puerta con arco de herradura uno se encuentra con un espectáculo único e inimaginable. Es como si de repente nos hubiésemos trasladado al Próximo Oriente. A la derecha, y bajo el coro, una pequeña mezquita en forma de columnata con una arquería bellamente decorada, un espacio de luces y sombras que crea una atmósfera de interiorismo. A la izquierda, la capilla del ábside, enmarcada en un arco califal con un altar.

Una sola pilastra

En el centro del edificio, su gran originalidad arquitectónica: la cubierta es soportada por una sola pilastra cilíndrica robusta y alta, que se abre como una inmensa palmera irradiando fuertes nervios que sostienen todo el techo del edificio. Los ojos del visitante se clavan atónitos en la sorprendente palmera porque probablemente nunca habían visto un edificio apoyado en un 'árbol de piedra'.

El escritor José Jiménez Lozano, en su 'Guía espiritual de Castilla', se interroga al verla: «Y qué hace aquí una palmera, a orillas del Escalote, en este clima riguroso». Sólo la teología la puede salvar: «El justo florecerá como la palmera», y añade: «La Biblia y el Corán, los libros sagrados de las dos religiones que por allí cohabitaron, en guerra y en paz, en aquellas calendas del año mil, la exaltan como árbol sagrado, a cuya fresca sombra se puede descansar del arduo caminar de la vida, y bajo cuya protección cabe reponerse de las amarguras de la historia humana». Joan Sureda escribió sobre la columna-palmera de San Baudelio de Berlanga que «podía representar el nexo entre lo celeste y lo terrenal, y ser algo así como el cordón umbilical que unía lo divino y lo profano». Pero aún hay más y es que sobre esta pilastra central se abre una pequeña cámara que hace las veces de linterna y está cubierta por una cupulilla de seis nervios cruzados. Algunos estudiosos opinan que pudiera tratarse de una especie de ostensorio que custodiara en el pasado textos sagrados o una reliquia tal vez correspondiente precisamente a San Baudelio. El escritor soriano Ángel Almazán elucubra con la posibilidad de que precisamente allí pudo estar depositado el mismo Grial o la Mesa de Salomón. Otros investigadores afirman que en ese nicho, camarín, linterna de los muertos, o 'Huevo Iniciático' que está entre las ramas de piedra de la palmera se realizaban ritos iniciáticos ya que es justamente el lugar que representa la bóveda celeste y en cuya cúspide está el trono de Dios.

Hay otros dos lugares a destacar en el templo que no suelen dejar de visitar los turistas. El primero de ellos es la tribuna y capilla del coro, donde podían celebrarse ceremonias privadas de culto. Allí existe un camarín donde el propio guía asegura que es el lugar de mayor energía. Y puedo asegurar que allí se siente algo muy especial. Aunque el lugar más especial, a mi juicio, lo encontramos en la gruta-caverna donde aquellos primeros moradores realizaron sus ejercicios de meditación. Es el útero de la Madre Tierra, donde les recomiendo que se queden sumidos en la oscuridad y en absoluto silencio, para que sientan en aquellas entrañas el poder energético de este emplazamiento.

Y todo esto, a pesar de que las pinturas que decoran todo el interior del templo, solo muestran algunos retazos originales y fragmentos reimplantados. Y es que el templo sufrió un grave expolio, siendo la ermita propiedad de los vecinos de Casillas de Berlanga. Veintitrés frescos del templo fueron vendidos en 1922 por 65.000 pesetas al anticuario León Levi, por cuenta del marchante de arte norteamericano Gabriel Dereppe. Estas pinturas originales podemos observarlas repartidas en diferentes museos de Estados Unidos, algunas fueron recuperadas y están depositadas actualmente en el Museo del Prado.

Horror al vacío

Por estos lienzos que llenaban todas las paredes del recinto (probablemente por el 'horror al vacío') de sus autores, fue denominada la 'Sixtina de Castilla' por el escritor José Jiménez Lozano. La mayoría de los estudiosos distinguen tres autores en la realización de las pinturas y las clasifican en románicas y mozárabes. Hay diversas representaciones de la vida y obra de Jesús de Nazaret.

En otras podemos observar grabados que contienen numerosos símbolos mágico-esotéricos, velados para los ojos de los iniciados: un ibis (ave objeto de culto desde la Antigüedad); una cacería de ciervos (símbolo preservador del mal y de regeneración); una cacería de liebres (animal asociado a la fragilidad del alma); un elefante (símbolo de la humildad) que porta sobre su dorso un castillo (metáfora de las enfermedades que se han de soportar en la vida terrenal); un oso (animal asociado a la tenebrosidad y al pecado); un dromedario (símbolo de la humildad o de las almas que meditan); un mitológico centauro o una sorprendente figura de un hombre defecando en posición atlante (figura que metafóricamente soporta el peso de la estructura). Y por último quiero invitarles a que busquen unas cruces Paté rojas inscritas en lugares estratégicos de los muros, cuyo auténtico significado desconcierta a los investigadores. Desconcierto que seguramente continuará cuando usted finalice la visita, y es que como dijo el poeta Gerardo Diego «la visita a San Baudelio solo puede cerrarse con silencio o poesía».


castillaoculta@hotmail.com

Vía: Norte de Castilla

1ª fotografía: Exterior de la ermita.
2ª fotografía: La columna central con forma de palmera.

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